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El sector agrario crece en 2024 a un ritmo más rápido que la economía española

Aunque el campo sigue perdiendo empleos, el número de afiliados en la industria alimentaria continúa en aumento.

Después de dos años difíciles debido a los altos costos de producción y la sequía, el sector agrario ha mostrado una notable recuperación en la primera mitad de 2024, registrando un crecimiento del 7,6%, muy superior al 2,8% de la economía española en general.

La recuperación del sector agrario en 2024 supera el crecimiento de la economía española

A pesar de esta mejoría, el sector aún representa solo un 2,6% del valor añadido bruto (VAB), una cifra inferior al promedio del 3,0% alcanzado entre 2015 y 2019. Esto se debe, en parte, al crecimiento de otros sectores como el turismo. No obstante, el peso del sector agrario en España sigue estando un punto por encima del promedio de la Eurozona, que se sitúa en un 1,7%.

En cuanto a la industria agroalimentaria, los datos también son alentadores. Tras años complicados, la producción industrial creció un 1,9% en el primer semestre de 2024, el primer aumento desde 2021, revirtiendo la caída del 2,6% experimentada en 2023. Esta mejora se debe, en gran medida, a una desaceleración en el aumento de los costos de producción.

El empleo en el sector

A pesar de estos avances, el empleo en el sector agrícola sigue disminuyendo, principalmente debido al envejecimiento de la población que trabaja en este ámbito, con una caída anual de entre el 2% y el 3%. En contraste, el empleo en la industria alimentaria continúa creciendo, con un aumento del 2,3% en lo que va de 2024. Mientras que la agricultura y la ganadería han perdido unos 18.000 empleos, la producción industrial de alimentos ha ganado alrededor de 10.000 nuevos puestos de trabajo.

El informe proyecta un panorama positivo para el sector en la segunda mitad de 2024 y en 2025, aunque advierte sobre el impacto continuo de la sequía, que aún afecta ciertos cultivos, y los costos de producción, que siguen siendo un 30% más altos que antes de la pandemia. Además, el sector sigue enfrentando importantes desafíos, como la escasez de mano de obra, la necesidad de adaptarse al cambio climático y las nuevas normativas, tanto europeas como las impulsadas por las demandas de los consumidores.

El informe también destaca que, aunque las perspectivas a corto y medio plazo son positivas, el sector agrario sigue enfrentándose a obstáculos importantes. La falta de mano de obra, especialmente en áreas rurales, se ha agravado debido al envejecimiento de la población activa y la falta de relevo generacional. Este problema se suma a los retos impuestos por el cambio climático, que está afectando la productividad de ciertos cultivos y exigiendo la adaptación de los métodos de producción a nuevas condiciones climáticas.

Desafíos estructurales y el impacto del cambio climático en el sector agroalimentario

Además, las crecientes demandas regulatorias, principalmente impulsadas desde la Unión Europea, están añadiendo presión sobre los productores, que deben cumplir con normativas cada vez más estrictas en cuanto a sostenibilidad, reducción de emisiones y conservación de recursos naturales. Estas regulaciones, junto con un cambio en las preferencias de los consumidores hacia productos más sostenibles y éticos, están transformando el panorama del sector agroalimentario.

Por otro lado, aunque los costos de producción han comenzado a moderarse, siguen siendo un 30% más altos que antes de la pandemia, lo que afecta la rentabilidad de muchas explotaciones agrícolas. Estos costos incluyen, entre otros factores, el precio de la energía, los insumos agrícolas y el transporte. A pesar de esto, el sector ha conseguido mantener un crecimiento gracias a la resiliencia de las exportaciones y al esfuerzo por modernizarse e incorporar nuevas tecnologías que optimizan los procesos y mejoran la competitividad.