El Slow Food es un movimiento orientado al área de la gastronomía que fue fundado por Carlo Petrini, gastrónomo italiano y cuyo objetivo es concienciar sobre la alimentación saludable y la defensa de las tradiciones regionales en el culto a la gastronomía mediante lo que él llamó un “estilo de vida lento”.
De este modo, el Slow Food promueve el consumo de alimentos que cuenten con las características de ser: frescos (de temporada), saludables, de buena calidad y que no contengan agrotóxicos. Su filosofía se resume en tres breves palabras: “Bueno, Limpio y Justo”
Bueno: englobando una alimentación que además de fresca sea gustosa y rica en nutrientes.
Limpio: abarca la protección al medio ambiente y la prevención de la contaminación y el bienestar animal.
Justo: implica que los consumidores sean “co-productores” y que mantengan precisas retribuciones a la materia que se toma para la producción.
En España, el movimiento Slow Food tiene 15 años de práctica y concientización, gracias a ello su práctica se ha extendido y tanto la ONU como la FAO han respaldado a la fundación en su trabajo por un consumo colectivo más consciente. De este modo, se dedican a apoyar a los productores españoles y a modificar las técnicas de los procesos agrarios hacia unos más sostenibles.
La pérdida de la biodiversidad es uno de los principales puntos que el Slow Food planteó en sus inicios y en el presente siglo finalmente se alcanzó un momento crítico para muchas especies de la flora y la fauna. Finalmente, una mayor cantidad de instituciones ha implementado medidas para disminuir las repercusiones y en el presente se observan mejoras notables, donde incluso los jóvenes han dejado atrás el despilfarro para comenzar a ingerir alimentos bio y que provienen de la agricultura ecológica.