España, con su vasta extensión de viñedo (913.695 hectáreas en 2023, consolidándose como el primer viñedo del mundo ) y su posición como tercer productor mundial (32.4 millones de hectolitros en 2023 ), se erige como una potencia vitivinícola global. El sector, que representa el 1.9% del PIB español y genera más de 20.330 millones de euros en valor añadido bruto , se encuentra en un momento de profunda transformación. Este informe explorará el dinámico panorama del vino español en 2025, destacando cómo la tradición se entrelaza con la innovación para afrontar los desafíos del mercado global y las nuevas demandas de los consumidores. Analizaremos las tendencias actuales, las estrategias de adaptación y las oportunidades que perfilan el futuro de esta industria milenaria.
I. Radiografía del Mercado Actual (2024-2025): Entre Desafíos y Oportunidades
A. Producción y Exportaciones: Un Equilibrio Delicado entre Volumen y Valor
El sector vitivinícola español ha navegado un período de fluctuaciones en su producción. Tras una campaña 2023/24 marcada por una producción significativamente menor, con 28.4 millones de hectolitros, lo que representó un descenso del 21.1% respecto al año anterior a marzo de 2024 , el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) estima una recuperación para 2025. Se prevé un aumento del 15% en la producción de vino, que alcanzaría los 36.8 millones de hectolitros. Las existencias finales de vino y mosto a 31 de diciembre de 2024 se situaron en 53 millones de hectolitros, una ligera reducción del 1% en comparación con 2023.
En el ámbito de las exportaciones, España mantiene su posición como el tercer mayor exportador de vino del mundo en valor, habiendo alcanzado los 2.988 millones de euros en 2023 y un total de 3.066 millones de euros en 2024. No obstante, el primer trimestre de 2025 ha presentado retos, con una caída de 22.8 millones de litros y 25.9 millones de euros de facturación en comparación con el mismo período de 2024. En términos interanuales a marzo de 2025, el volumen exportado disminuyó en 144.9 millones de litros, si bien el valor experimentó un incremento de 9.8 millones de euros.
Este comportamiento, donde se observa una disminución en el volumen de exportación pero un aumento en el valor medio por litro, indica una reorientación estratégica del sector. En lugar de priorizar la cantidad, las bodegas españolas están enfocándose en la exportación de productos de mayor valor añadido. Esta inclinación hacia la calidad se refleja en el incremento del precio medio del vino exportado en un 5.9%. Esta tendencia se percibe en el crecimiento de los vinos tranquilos envasados y los vinos de licor , sugiriendo que la industria está buscando márgenes más elevados por botella, lo cual es fundamental para la rentabilidad en un contexto de costos operativos crecientes y una producción potencialmente reducida debido a factores como el cambio climático. Este cambio estratégico es clave para elevar la percepción global del vino español, trascendiendo su histórica imagen de productor de graneles y consolidando una marca de prestigio.
Dentro de este panorama, ciertos segmentos han mostrado un dinamismo particular. Los vinos de aguja (espumosos) han sido un claro ejemplo de éxito, con un notable aumento del 24% en valor y 23% en volumen. Esta expansión consolida la tendencia de los espumosos como una opción de consumo versátil, más allá de las celebraciones tradicionales. Asimismo, los vinos en formato Bag-in-box han experimentado un crecimiento del 7.4% en volumen , lo que demuestra la capacidad de adaptación del mercado a envases más prácticos y con un menor impacto ambiental, respondiendo a las preferencias de las nuevas generaciones.
En cuanto a los destinos, el Reino Unido se mantiene como el principal mercado para los vinos envasados no espumosos. Paralelamente, las bodegas españolas están activamente reforzando su presencia en mercados emergentes como China, Estados Unidos y otras regiones de Asia. Esta diversificación es una respuesta estratégica a las tensiones comerciales globales. Las exportaciones a Estados Unidos, en particular, mostraron un crecimiento del 7% en valor y volumen en 2024.
Sin embargo, la amenaza de aranceles por parte de la administración de Donald Trump en Estados Unidos, que podría alcanzar el 200% , representa una preocupación significativa para el sector. Aunque se ha propuesto un arancel del 10% con la posibilidad de aumentar al 30% en abril de 2025, su implementación ha sido pausada por 90 días para facilitar negociaciones. Esta incertidumbre subraya la importancia de la búsqueda continua de nuevas rutas comerciales y la diversificación de riesgos. Esta estrategia, aunque inicialmente defensiva, puede fortalecer la resiliencia del sector vitivinícola español al reducir la dependencia de un único mercado y prepararlo mejor para futuras disrupciones económicas o comerciales.
Finalmente, España también ha registrado un notable aumento en las importaciones de vino. En los primeros cuatro meses de la campaña 2024/25, las importaciones crecieron un 100.5% en volumen y un 7.7% en valor, impulsadas principalmente por el vino a granel, que se adquiere a un precio medio significativamente más bajo.
B. Consumo Interno: Estabilidad y Nuevos Hábitos
El consumo de vino en España ha consolidado una senda de estabilidad, cerrando 2024 con un aumento del 2.5% en el consumo nacional estimado, alcanzando 9.9 millones de hectolitros, la cifra más elevada desde octubre de 2022. Esta estabilidad se mantiene en el interanual a febrero de 2025, con un leve incremento del 0.7%. Más allá del volumen, el valor del vino en el canal hogar creció un 1.3% en 2024, a pesar de una ligera caída en volumen en este canal (-0.5% en alimentación ). Este fenómeno refuerza la tendencia de los consumidores a buscar mayor calidad y a estar dispuestos a pagar más por una mejor experiencia.
Las preferencias del consumidor español están experimentando una transformación significativa. Se observa un creciente interés, especialmente entre los segmentos más jóvenes (aquellos de 18 a 34 años, que representan el 26% de los consumidores ), por los vinos blancos, rosados y espumosos. Estos estilos están ganando cuota de mercado frente a los tintos. Esta evolución en el paladar fue un tema central en eventos sectoriales como la Barcelona Wine Week 2025 , donde se destacó la búsqueda de perfiles más frescos y versátiles. Los vinos blancos, en particular, están consolidando su posición, llegando incluso a desplazar a los tintos como opción preferida en ciertos nichos de mercado.
Paralelamente, la demanda de bebidas saludables está impulsando el desarrollo de vinos sin alcohol o con baja graduación alcohólica. Este cambio responde a una mayor conciencia sobre el consumo responsable y la salud, especialmente entre las generaciones más jóvenes, como los millennials y la Generación Z. Al mismo tiempo, la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad para los consumidores, quienes valoran cada vez más las prácticas respetuosas con el medio ambiente y los vinos ecológicos. La industria del vino está respondiendo a estas nuevas preferencias, lo que se traduce en una mayor oferta de vinos que se alinean con estilos de vida más equilibrados y saludables. La adaptación de la oferta a estos nuevos gustos y valores es fundamental para asegurar la relevancia del vino español entre las nuevas generaciones de consumidores.
La pandemia de COVID-19 actuó como un catalizador para el desarrollo de las ventas online y las estrategias de marketing digital, resultando en un aumento en las ventas de vino a través de estos canales. El consumo en el hogar se ha consolidado como un pilar importante, ofreciendo una oportunidad significativa para las bodegas que han invertido en sus plataformas de venta online. Aunque el canal de hostelería mostró una ligera caída en valor y volumen hasta febrero de 2025 , el crecimiento en valor del canal de alimentación ha contribuido a compensar esta dinámica, demostrando la capacidad del sector para adaptarse a los cambios en los hábitos de compra y consumo.
II. Tendencias Clave que Moldean el Futuro del Vino Español
El sector vitivinícola español no solo se adapta, sino que innova constantemente para mantenerse a la vanguardia de las tendencias globales.
A. Sostenibilidad y Viticultura Regenerativa: Un Compromiso con el Terroir y el Planeta
La sostenibilidad se ha consolidado como un pilar fundamental en la agenda del sector vitivinícola español. Los consumidores demandan cada vez más conocer el origen de los productos que consumen y valoran las prácticas respetuosas con el medio ambiente. En este contexto, la agricultura regenerativa está ganando terreno en las bodegas, con un enfoque en la mejora de la calidad del suelo y la reducción de la huella ambiental. España lidera en viñedo ecológico, con 166.285 hectáreas certificadas en 2024 , y un aumento del 10.9% en 2023, alcanzando las 166.286 hectáreas, lo que representa el 18% de la superficie total de viñedo. Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma con mayor superficie de viñedo ecológico, con 73.121,8 hectáreas en 2023.
Las bodegas están invirtiendo en prácticas que reducen las emisiones y buscan certificaciones que avalen su compromiso ambiental. Esto incluye el uso de energías renovables, la minimización de aditivos químicos, el control integrado de plagas, la conservación del suelo y el agua, y el fomento de la biodiversidad. Ejemplos de bodegas pioneras en sostenibilidad incluyen Bodegas De Alberto y Bodegas Albet i Noya en Penedès, destacadas por sus vinos ecológicos y de baja intervención. La gestión responsable de los residuos y el uso de cubiertas vegetales son otras prácticas clave. Este enfoque no solo responde a una demanda de mercado, sino que también busca mejorar la calidad del vino, ya que la atención a la salud del suelo y la biodiversidad a menudo se traduce en vinos de mayor carácter y expresión del terroir.
B. Innovación Tecnológica y Digitalización: La Viticultura del Siglo XXI
La digitalización es un motor clave para la competitividad del sector vitivinícola español. La Cuarta Revolución Industrial, con tecnologías como la robótica, la inteligencia artificial (IA), la analítica y el Internet de las Cosas (IoT), está transformando la manera de trabajar en viñedos y bodegas.
La Inteligencia Artificial se está aplicando para predecir tendencias de demanda y precios, optimizar procesos de producción, y mejorar la toma de decisiones estratégicas. En el viñedo, la IA se utiliza para ajustar el riego según las necesidades de cada planta, reducir el uso de sulfitos en bodega, y predecir fluctuaciones climáticas para anticipar cambios en la calidad de la uva. España ha adoptado un modelo de IA que busca complementar el conocimiento del viticultor, potenciando su capacidad con herramientas digitales avanzadas, en lugar de reemplazar la intervención humana. Ejemplos concretos incluyen proyectos en Ribera del Duero donde la IA se utiliza para el conteo automático de frutos, evaluando su madurez y calidad de la cosecha.
El Internet de las Cosas (IoT), a través de sensores en línea, permite una gestión inteligente de los viñedos, midiendo y controlando el estrés hídrico, la temperatura, la humedad, la oscilación térmica, la maduración de la uva, y detectando enfermedades. Esto permite a los vitivinicultores detectar anomalías en tiempo real y tomar acciones personalizadas para proteger la cosecha y el proceso de elaboración. Bodegas como Cepa 21 han implementado sistemas IoT para optimizar la producción. La tecnología blockchain también se está utilizando para garantizar la autenticidad y trazabilidad del vino desde la uva hasta el consumidor final, un factor cada vez más valorado por los consumidores.
La innovación no se limita al viñedo y la bodega; también abarca los envases. Las botellas más ligeras y los materiales reciclables contribuyen a reducir la huella de carbono, mientras que formatos como latas y bag-in-box se consolidan entre las nuevas generaciones por su comodidad y menor impacto ambiental. Bodegas Aragonesas, con su marca Nabulé, y Bodegas Alodia, con su «Paper Bottle» de cartón reciclable, son ejemplos de esta innovación en el packaging.
C. Enoturismo: Experiencias Inmersivas y Auténticas
El enoturismo sigue creciendo en España, evolucionando hacia propuestas más sofisticadas y experiencias personalizadas que van más allá de las catas tradicionales. Las bodegas están integrando la gastronomía, el bienestar y eventos culturales en una oferta integral que atrae a un público que busca una conexión más profunda con el terroir y la cultura del vino.
El impacto económico directo del enoturismo en España ya supera los 100 millones de euros. Rioja, una de las regiones vinícolas más renombradas internacionalmente , batió su propio récord en enoturismo en 2024, con un crecimiento del 3.54%. Este crecimiento se debe a la oferta de experiencias auténticas y sostenibles, por las cuales los turistas están dispuestos a pagar más.
Plataformas como EnoTicket.com están revolucionando la digitalización del enoturismo, superando los 700 canales de venta en 2025. Este sistema conecta bodegas, tiendas de vino y museos con agencias de viajes, hoteles y bloggers, permitiendo la venta en tiempo real de experiencias enoturísticas y gestionando automáticamente reservas, pagos y facturación. Ejemplos de bodegas que apuestan por el enoturismo inmersivo incluyen Bodegas Campillo, que ha integrado el arte en su oferta, y Finca La Emperatriz, enfocada en experiencias sostenibles con alojamientos rehabilitados. Iniciativas como «Veranea en la Bodega» de González Byass en Jerez generaron un impacto económico de 18.8 millones de euros en 2024, creando más de 1.700 empleos directos e indirectos, con un 52% de contratos para jóvenes.
D. Resurgimiento de Variedades Autóctonas y Vinos de Baja Intervención
El interés por los vinos que reflejan el terroir local está en auge. Las bodegas están apostando por variedades autóctonas menos conocidas, que no solo destacan por su singularidad, sino también por su adaptación sostenible a los entornos locales. En España, existen cerca de 150 variedades autóctonas de uva plantadas , siendo algunas de las más cultivadas la Airen, Tempranillo, Bobal y Garnacha Tinta. Otras variedades relevantes incluyen la Mencía, Monastrell, Verdejo y Palomino. La Garnacha y la Cariñena son muy utilizadas en Priorat , mientras que la Albariño es la uva insignia de Rías Baixas.
Esta tendencia se vincula estrechamente con el auge de los vinos naturales y de baja intervención, elaborados con mínima intervención y sin aditivos, reflejando autenticidad y transparencia. Técnicas como la fermentación espontánea y el uso de levaduras autóctonas se están popularizando, ofreciendo productos más puros y fieles a su origen. Bodegas como Partida Creus en Tarragona y Bodegas Cueva en Requena son ejemplos de esta filosofía. La Barcelona Wine Week 2025 ha puesto en valor las «Cepas viejas, patrimonio histórico», destacando vinos de viñas viejas que preservan cepas prefiloxéricas, como los de El Grifo en Lanzarote y Gerardo Méndez en Pontevedra. Este enfoque en variedades autóctonas y baja intervención es una respuesta a la demanda de autenticidad y sostenibilidad por parte de los consumidores.
III. Desafíos y Estrategias de Adaptación
El sector vitivinícola español se enfrenta a una serie de desafíos complejos que requieren estrategias de adaptación innovadoras y colaborativas.
A. Impacto del Cambio Climático y Adaptación del Viñedo
El cambio climático es una realidad ineludible que está transformando el paisaje vitivinícola español. El aumento de temperaturas, las sequías prolongadas y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como granizadas y tormentas torrenciales afectan directamente a los viñedos. Estas condiciones aceleran la maduración de la uva, lo que provoca vendimias más tempranas y altera el equilibrio entre azúcar y acidez en los vinos, además de aumentar el riesgo de incendios y la proliferación de plagas y enfermedades.
Para mitigar estos efectos, el sector está implementando diversas estrategias de adaptación:
- Plantación en Altitud: Los viticultores están optando por plantar viñedos a mayor altitud, donde las temperaturas son más frescas y la amplitud térmica favorece una maduración más lenta y equilibrada de la uva. Regiones con orografía montañosa como Priorat y Montsant están mejor posicionadas para resistir estos cambios.
- Recuperación de Variedades Autóctonas: Uvas tradicionales como la Garnacha, Cariñena o Mencía muestran una mayor resistencia al calor y la sequía, y están siendo revalorizadas frente a variedades más sensibles. La Monastrell, por ejemplo, es conocida por su tolerancia a climas áridos.
- Nuevas Técnicas Agrícolas: Se están adoptando prácticas de agricultura regenerativa para proteger el suelo, sistemas de riego de precisión para optimizar el uso del agua, y cubiertas vegetales para preservar la humedad y combatir la erosión. El riego eficiente se perfila como una herramienta crucial en regiones semiáridas como la cuenca mediterránea.
- Innovación Enológica: Algunas bodegas están adaptando sus métodos de vinificación para mantener la frescura en los vinos, trabajando con fermentaciones más controladas o reduciendo el grado alcohólico. Bodega Emina es un caso de éxito en la producción de «vinos de bajas emisiones» y liderazgo climático, con certificaciones que demuestran su compromiso ambiental.
B. Retos Regulatorios y Comerciales
Además del cambio climático, el sector enfrenta desafíos regulatorios y comerciales. La posible imposición de aranceles por parte de Estados Unidos sigue siendo una preocupación latente, a pesar de las pausas en su aplicación para facilitar negociaciones. Esta situación ha impulsado al sector a diversificar sus mercados de exportación, buscando nuevas oportunidades en Asia y América Latina, como México y Brasil.
Otro desafío importante es la lucha contra el fraude en las exportaciones, como el caso de la falsificación de vinos «Rioja» en Asia, que subraya la necesidad de controles más estrictos para proteger la reputación de las Denominaciones de Origen. La falta de rentabilidad en algunos segmentos y el relevo generacional en las explotaciones vitivinícolas también son problemas que el sector debe abordar para asegurar su futuro.
C. Adaptación a Nuevos Consumidores y Canales
La evolución de las preferencias del consumidor hacia vinos más ligeros, de baja graduación alcohólica, blancos, rosados y espumosos, junto con la creciente demanda de productos sostenibles y ecológicos, exige una adaptación constante de la oferta. El sector está respondiendo con innovación enológica y el desarrollo de nuevas líneas de productos.
La digitalización de los canales de venta, impulsada por la pandemia, ha llevado a un aumento en las ventas online y la necesidad de reforzar las estrategias de marketing digital. Las bodegas están invirtiendo en plataformas de e-commerce y sistemas CRM para alcanzar a un público más amplio y fidelizar clientes. La capacidad de las bodegas y cooperativas para adaptarse y renovar su propuesta de valor al consumidor será determinante para el liderazgo de España en el sector en los próximos años.
IV. Regiones Vinícolas Destacadas y Variedades Autóctonas
España cuenta con 69 regiones vinícolas oficialmente reconocidas y 103 Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) y 43 Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) a junio de 2024. Esta diversidad geográfica y climática permite la producción de una amplia gama de vinos únicos.
A. Regiones Emblemáticas
- Rioja: Probablemente la región vinícola española más conocida internacionalmente, se extiende a lo largo del río Ebro. Su uva principal es la Tempranillo (al menos 60%), acompañada de Garnacha, Mazuelo y Graciano. Los vinos de Rioja varían desde los de fruta madura con notas de alquitrán y chocolate hasta aquellos con una estructura tánica fuerte y dulce, dependiendo de su envejecimiento. Haro, Logroño, Laguardia y Elciego son ciudades clave para el enoturismo en la región.
- Priorat: Una estrella en el cielo del vino catalán, esta región de Tarragona es una de las dos únicas Denominaciones de Origen Calificada (DOCa) en España, junto con Rioja. Sus viñedos, a menudo en terrazas y con suelos de pizarra (licorella), se cultivan a alturas de hasta 1000 metros, produciendo vinos densos, multicapa y concentrados, principalmente de Cariñena y Garnacha.
- Ribera del Duero: Ubicada en Castilla y León, es famosa por sus potentes tintos de uva Tempranillo (conocida localmente como Tinta Fina o Tinto del País). Bodegas como Vega Sicilia son referentes en la zona.
- Rías Baixas (Galicia): Conocida por sus vinos blancos frescos y afrutados elaborados con la uva Albariño, que expresan el carácter atlántico de la región. Combina perfectamente con la gastronomía local, especialmente los mariscos.
- Jerez-Xérès-Sherry (Andalucía): Famosa por sus vinos fortificados (Jerez o Sherry), elaborados principalmente con Palomino, Pedro Ximénez y Moscatel. Su proceso de crianza bajo el sistema de solera y criaderas los hace únicos en el mundo.
- Penedès (Cataluña): Hogar de la mayor parte de la producción de Cava, el vino espumoso español, elaborado principalmente con Macabeo, Xarel·lo y Parellada. También produce vinos tintos y blancos tranquilos de alta calidad.
- Utiel-Requena (Comunidad Valenciana): Históricamente relevante, se destaca por su uva autóctona Bobal, que produce tintos afrutados. La región busca diversificar su oferta con variedades internacionales y adaptar sus prácticas a los desafíos climáticos.
B. Variedades Autóctonas Clave
España es un tesoro de la biodiversidad vitivinícola, con cerca de 150 variedades autóctonas de uva. Las más cultivadas y emblemáticas incluyen:
- Tempranillo: La uva tinta más abundante y la estrella indiscutible de Rioja y Ribera del Duero. Se caracteriza por su pronta maduración y produce vinos con gran estructura y potencial de envejecimiento.
- Garnacha: La segunda variedad tinta más cultivada, concentrada en Levante, Aragón y Cataluña. Ofrece vinos con mucha frescura y un delicado sabor afrutado, ganando popularidad por su resistencia al calor y la sequía.
- Bobal: Predominante en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, da vinos con un intenso color tinto y aroma herbáceo. Ha sido rescatada para la elaboración de vinos de calidad.
- Monastrell: Propia de Jumilla, Yecla y Vinalopó, es muy resistente a climas áridos y produce vinos aptos para el envejecimiento.
- Verdejo: La uva blanca más popular y la base de los vinos de la DO Rueda, conocidos por sus aromas cítricos y frutas blancas, y su acidez refrescante.
- Albariño: La uva blanca de Rías Baixas, produce vinos dulces y aromáticos, ideales para maridar con mariscos.
- Mencía: Cultivada principalmente en el Bierzo y Ribeira Sacra, da vinos aterciopelados y aromáticos.
- Palomino: La uva reina de los vinos generosos como el Jerez o la Manzanilla.
El resurgimiento de estas variedades autóctonas es una respuesta estratégica a la demanda de autenticidad y a los desafíos del cambio climático, ya que muchas de ellas están mejor adaptadas a las condiciones locales y al estrés hídrico.
V. Conclusiones y Perspectivas Futuras
El sector vitivinícola español en 2025 se presenta como una industria resiliente y en constante evolución. A pesar de los desafíos como la fluctuación en las exportaciones en volumen y la persistente amenaza de aranceles en mercados clave, la industria ha demostrado una notable capacidad de adaptación.
La estrategia de priorizar el valor añadido sobre el volumen en las exportaciones es un paso fundamental para consolidar la imagen de calidad del vino español a nivel global. Esta reorientación, junto con la diversificación hacia mercados emergentes, refuerza la resiliencia del sector frente a las incertidumbres comerciales.
En el mercado interno, la estabilización del consumo y el aumento en el valor de las ventas en el canal hogar revelan una búsqueda de calidad por parte del consumidor. La evolución de las preferencias hacia vinos blancos, rosados, espumosos y de baja graduación alcohólica, impulsada por las nuevas generaciones y una mayor conciencia sobre la salud y la sostenibilidad, está redefiniendo la oferta de productos. La industria está respondiendo con innovación enológica y el desarrollo de vinos que se alinean con estos nuevos estilos de vida.
La sostenibilidad y la viticultura regenerativa no son ya solo tendencias, sino pilares estratégicos que guían las prácticas en el viñedo y la bodega. El liderazgo de España en viñedo ecológico y la adopción de técnicas agrícolas avanzadas son testimonio de un compromiso profundo con el medio ambiente y la calidad del terroir.
La innovación tecnológica y la digitalización, con la integración de la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y el blockchain, están optimizando cada etapa de la cadena de valor, desde la gestión del viñedo hasta la comercialización y la trazabilidad del producto. Estas herramientas no solo mejoran la eficiencia, sino que también permiten una adaptación más ágil a los desafíos climáticos y las demandas del mercado.
El enoturismo se consolida como una vía crucial para conectar al consumidor con la cultura del vino, ofreciendo experiencias inmersivas y auténticas que generan un impacto económico significativo y fomentan el desarrollo rural. La digitalización del enoturismo, a través de plataformas especializadas, amplía el alcance de estas experiencias y fortalece la visibilidad de las bodegas.
Finalmente, el redescubrimiento y la revalorización de las variedades autóctonas son esenciales para mantener la singularidad y la diversidad del vino español. Estas uvas, muchas de ellas intrínsecamente adaptadas a las condiciones climáticas locales, representan una fortaleza inigualable en un contexto de cambio climático.
En resumen, el vino español en 2025 es un reflejo de una industria que honra su rica tradición mientras mira decididamente hacia el futuro. La combinación de una estrategia de valor, la adaptación a los nuevos hábitos de consumo, la apuesta por la sostenibilidad, la integración de la tecnología y el impulso del enoturismo, posicionan a España no solo como un líder mundial en volumen, sino como un referente de calidad, innovación y resiliencia en el panorama vitivinícola global. El sector está preparado para seguir brindando por un futuro próspero y sostenible.